martes, 20 de agosto de 2013

LO TUYO, LO MIO...en definitiva LO NUESTRO


Cuando hace unos años te propuse matrimonio,  era para construir NUESTRO mundo, un mundo hermoso y rico, lleno de amor.

Nuestro mundo se deba basar en el crecimiento, el dialogo, la complicidad y la frescura de cada momento. Esa frescura la hace el día a día, la sencillez y la humildad de una relación basada en el respeto mutuo, un poquito de sal y pimienta.

Lo que está claro es que me enamoré de vos y ese vos traía todo lo tuyo. Lo tuyo es: historia, infancia, tus seres queridos. Lo físico va y viene. Lo espiritual es lo que queda, lo que crece, lo que enriquece lo tuyo y lo que mañana dejarás y por lo que te recordarán.

Yo también aportaba lo “mío” ¿y sabes qué? Lo mío también es historia, amigos, familia. Cada uno de los momentos vividos y de las personas que me han rodeado y rodean han enriquecido mi vida y me han ayudado a ser la persona de la que te enamoraste.

Cuando unimos lo “tuyo” y lo “mío” pasamos a  formar lo “nuestro”. Lo nuestro está bendecido por los hijos que cada día nos dan fuerza y aliento para seguir adelante. Ese nuestro me encantaría que suene como las campanas de navidad, como las olas del mar, y que lo “nuestro” sea como una noche de fuegos de artificios lleno de brillo, ruido y colores. Que todo el mundo se entere que queremos ser felices.-

Pero nada de esto, a mi entender, es posible si no respetamos lo tuyo y lo mío y todo lo que compone ese bagaje histórico con el que hemos crecido.

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